ECONOMÍA PARA TODOS
Gracias al uso de información obtenida mediante recursos informáticos de libre acceso, desarrollados a base de inteligencia artificial, es posible hacer predicciones y formular recomendaciones sobre temas económicos, que muchas veces, suelen ser muy complejos en países como la República Dominicana, donde no abundan los entendidos en política económica de alta complejidad.
La Ley de Rendimientos Decrecientes ayuda a entender varios desafíos económicos y sociales del país, porque brinda una oportunidad para analizar cómo se manifiesta en sectores claves del país y cuales decisiones podrían evitar sus efectos negativos.El turismo, considerado como el motor económico de la nación, aporta más del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) y es la principal fuente de divisas.
Una saturación de los destinos tradicionales con altos costos ambientales, tales como erosión de playas y contaminación conlleva a un menor crecimiento y aunque lleguen más turistas, el gasto que realice cada visitante no aumenta al mismo ritmo.
Por tanto, una dependencia excesiva del turismo masivo aconseja un cambio hacia el de alto valor como el ecoturismo, congresos, aventuras, turismo médico y cultural, entre otras modalidades, sin dejar de pensar en mejorar las infraestructuras en zonas menos explotadas y evitar la degradación de los recursos naturales.
Algunas de estas recomendaciones se están llevando a cabo de manera paulatina.
Las zonas francas fueron clave en la última década del siglo pasado a base de procesamiento de textiles, tabaco y una parte muy importante como es la de componentes electrónicos, pero al competir con países donde la mano de obra es más barata, como es el caso de Haití y Centroamérica, parcialmente, la fortaleza del sector nos es tan notoria como antes, lo que se traduce en baja productividad y fugas de empresas hacia mercados con menos costos.
Si se incentivan las industrias de mayor tecnología como la farmacéutica, dispositivos médicos y renglones semejantes y se mejora la capacitación laboral, se aumentaría exitosamente la productividad.
La fórmula de encadenamientos productivos para que las empresas locales provean insumos a las zonas francas es muy eficaz.
A la agricultura, cuya productividad está estancada, que emplea un diez por ciento de la población y solamente aporta un cinco por ciento del PIB, le falta tecnificación, riego y sobre todo el cultivo con semillas mejoradas, con supervisión y con un rígido control oficial. Así se logra el incentivo de las agroexportaciones con productos competitivos, sobre todo si se propicia el financiamiento bancario en función de las pruebas de control de calidad sobre la producción.
La sobreutilización de terrenos en cultivos como la caña y el arroz provoca un menor rendimiento de producción por áreas y dificulta la diversificación para lograr exportaciones de productos no tradicionales, sobre todo con la búsqueda de formulas para lograr una base para incentivar la producción de alimentos orgánicos.
El sector Construcción está creciendo a tasas altas, pero luce ser una burbuja inmobiliaria, debido a la erección de edificaciones para turismo residencial y apartamientos de lujo, con gran dependencia de capital extranjero.
La saturación en ciertas zonas, como por ejemplo, Santo Domingo Este y Punta Cana debe ser controlada para evitar la especulación con los precios y la consiguiente caída de la demanda.
Por tanto, se deben incentivar la construcciones de viviendas sociales e infraestructuras productivas no muy alejadas de lugares donde existan grupos sociales preparados para suplir, fundamentalmente, mano de obra y tecnología-
En el campo de tener que depender de la energía a partir de combustibles fósiles en un ochenta por ciento de la demanda, es mucho lo que hay que hay que hacer para ir eliminando el carbon y la electricidad, simultáneamente con el aceleramiento de la producción eólica y solar.
Es preferible la exoneración total y por una sola vez de los impuestos para crear infraestructura para producir energía renovable, que permanecer subsidiando la producción y el consumo de combustibles fósiles.
En conclusión, la República Dominicana debe prevenir la ocurrencia de una recesión económica, sea por incidencia de factores externos como internos a base de diversificar la economía para no depender exclusivamente de turismo, zonas francas y remesas e invertir en tecnología y educación para aumentar productividad.
De igual manera se debe mejorar la infraestructura sostenible (energía, transporte y agua), así como evitar el exceso de burocracia y enfatizar en que exista una real transparencia en las actuaciones públicas.
Si no se actúa con lineamientos como los expuestos, la República Dominicana podría tener que enfrentar un crecimiento más lento en la próxima década, como le ha pasado a otros países que no superaron la trampa de los rendimientos decrecientes.
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